Vistas de página en total

Héctor y Aquiles


Llegar tarde ( sólo un poquito), significa que tal vez mi hijo en vez de estar dormido, haya "convencido" a su padre y esté viendo Troya, por ejemplo, los dos juntos. Yo hubiera dudado bastante en ponerla - escenas violentas..etc.- o en ver cualquier otra, a esas horas. Pero, un día es un día, y una noche es una noche. Es muy fácil dejarse convencer, porque yo sé lo que es disfrutar junto a él viendo una peli, en el sofá, en penumbra.
 Ver sus ojos gigantes y azules, a tu lado, entregados a Hector y Aquiles es sólo comparable con la imagen de abrir la puerta del salón y contemplar la escena, de frente. Sin embargo a las doce de la noche, es fácil convencerle, y podrá dejar parte de la película para otro día; aunque al principio se haga el remolón, porque su cuerpecito en el fondo está esperando, la querencia, la de los brazos, afortunadamente los míos, para acurrucarse entre ellos, y dejarse caer en el colchón, como una pequeña bola buscando el hueco de la almohada.
Al día siguiente, Héctor y Aquiles estarán dibujados por toda la casa, mi agenda no ha sido un excepción. Mi cutre agenda ahora tiene mejor aspecto.




BAÑO DE ESPUMA


No hay nada como un buen baño de espuma. Bueno sí!!! Esperar al borde de la cama mientras te preparan la ducha.

EL PEQUEÑO HOPLITA


Mi niño dibuja muy bien, para pequeño que es, como dice mi madre. También imagina mucho y lee de forma deliciosa. El día que hizo este dibujo, un domingo, emprendimos después una marcha, dudosa, pero llenos de entusiasmo.
 En realidad nos habíamos convertido en dos pequeños hoplitas, con dos guerras distintas en nuestras mentes, pero con el corazón decidido, sin importar las heridas de una posible y casi esperada derrota. Él quería enfrentarse, allí en el parque, a su primera gran decepción, pues iba en busca de un niño, que de repente había decidido dejar de ser su mejor amigo. "Cabesa tonto" (encontré un intento de carta en la papelera) " No quieres jugar conmigo...pero que seas un hoplita" Luego decidió que era mejor ir a buscarle, y tiró el papel.  Como yo también iba buscando, le acompañé dando un rodeo hasta llegar a aquellos columpios...Y sí!!! los dos encontramos aquello, que íbamos buscando. La diferencia, en relación a mí, es que hoy mi hijo duerme plácidamente.
Fue el día que me cargué mi pequeña Cannon y el móvil de la super cámara, por culpa de una merienda mal coordinada en el bolso. Claro!!! No se puede uno emocionar, y dejar sin cerrar bien la botella.

Seguidores