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Héctor y Aquiles


Llegar tarde ( sólo un poquito), significa que tal vez mi hijo en vez de estar dormido, haya "convencido" a su padre y esté viendo Troya, por ejemplo, los dos juntos. Yo hubiera dudado bastante en ponerla - escenas violentas..etc.- o en ver cualquier otra, a esas horas. Pero, un día es un día, y una noche es una noche. Es muy fácil dejarse convencer, porque yo sé lo que es disfrutar junto a él viendo una peli, en el sofá, en penumbra.
 Ver sus ojos gigantes y azules, a tu lado, entregados a Hector y Aquiles es sólo comparable con la imagen de abrir la puerta del salón y contemplar la escena, de frente. Sin embargo a las doce de la noche, es fácil convencerle, y podrá dejar parte de la película para otro día; aunque al principio se haga el remolón, porque su cuerpecito en el fondo está esperando, la querencia, la de los brazos, afortunadamente los míos, para acurrucarse entre ellos, y dejarse caer en el colchón, como una pequeña bola buscando el hueco de la almohada.
Al día siguiente, Héctor y Aquiles estarán dibujados por toda la casa, mi agenda no ha sido un excepción. Mi cutre agenda ahora tiene mejor aspecto.




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